1 oct 2009
Una de Piratas
Cuando el pequeño J.L. apenas tenía 5 años y no levanta ni siquiera dos palmos de altura, se encontraba en su casa, en una típica calurosa tarde de verano sin colegio, donde los planes brillan por su ausencia.
Por aquella época, los juguetes más reclamados por los niños de su edad eran los divertidos Playmobil. (Seguro que todos vosotros habéis vivido alguna aventura junto a ellos, o habéis ido al cole con vuestro favorito en el bolsillo).
Pero esa tarde el pequeño J.L. no se disponía a jugar con ellos, aunque por supuesto si que tenían parte de protagonismo en la idea que rondaba en su cabezota desde hacía días; la idea no era otra, que ver una película en la que su fiel amigo, el Playmobil “Pata palo”, fuese el personaje principal de las aventuras que él mismo había imaginado. No se lo pensó dos veces e introdujo un par muñecos en el VHS de casa, se sentó, le dio al play y esperó indefinidamente a que la peli empezase.
Y digo infinitamente porque la película nunca comenzó. Al contrario que la paciencia de su madre, que nada mas llegar del trabajo y encontrarse con ese panorama, su paciencia en ese preciso instante tocó fondo... Una vez más, recibí un par de collejas, y una monumental bronca pues el vídeo había dejado de funcionar por mi aire de director de cine frustrado.
Sin embargo, la única preocupación que a mí me quedó fue que en aquella ocasión el castigo había consistido en perder no solo a dos de mis compañeros favoritos de batallas (a partir de ahora estarían ahí, en un oscuro pasadizo), si no que mi progenitora me retiró a toda su familia pirata, incluido el barco y la isla del tesoro. Pasé unos días inmersos en una profunda tristeza, nada me consolaba, solo quería volver a recuperar mis juguetes favoritos y aquello derivo en un grave trauma infantil…
Menos mal que ahora hay nuevas tecnologías, pues si cuando yo era chico, en lugar de ese enorme trasto de VHS hubiese existido un DVD solamente me podría haber cabido la churra, y no hubiera perdido al Playmobil pirata “Pata palo” y por consiguiente mi infancia por verle en acción en la tele, como mucho vería una peliculita subida de tono con mi pito como protagonista.
Años mas tarde, me enteré que mi madre se encontraba en una cafetería gaditana, charlando con una amiga sobre la travesura que su pequeño J.L había acometido horas antes. Y esto me lleva a imaginarme a que los sentimientos que mi madre aun desprendía por tal hecho mientras contaba la anécdota y seguramente también el tono de voz empleado, hizo que una Elvira Lindo, habéis leído perfectísimamente bien, la famosa escritora de las aventuras de Manolito gafotas y su hermano “El imbécil”, estuviera en ese preciso instante tomándose un cafelito y se sintiera inspirada con lo que estaba escuchando, en el cálido y mágico ambiente de su ciudad natal, Cádiz… con una historia que realmente le había conmovido.
Pues no sé si recordáis, que en uno de los capítulos de la familia de Carabanchel, el imbécil, hermano pequeño de Manolito, encajó un muñeco en el vídeo de su tía mientras su madre Catalina regaba las plantas de la casa.
Y así fue, como ésta gaditana conocida nacionalmente, se consagró en el mundo de la escritura. Y como a partir de lo que en un principio fue una fatal idea por parte del travieso J.L, a posteriori se convirtió en el suceso que consagró definitivamente a Elvira Lindo, tanto en el mundo de la escritura como en el mundo del cine, y finalmente su trastada fue llevada a la televisión de todos los hogares españoles.
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J.L (Uhmmmm!!!! bonitas iniciales) ja,ja, que trastillo eres. Esa historia me ha recordado la vez que mi hermana no se le ocurrió mejor cosa que meterse una lenteja en el oído y no dijo nada a mi madre. Hasta que mi madre un día vió que algo le salía por la oreja y era que la lenteja había germinado, jaja. La tuvo que llevar corriendo al médico para que la sacara, ja, ja.
ResponderEliminarUn saludo
Una masacre clickiana. por dios. ¡Cómo pudiste perder a mi alterego de playmobil!
ResponderEliminarY dí que sí. Sí que nos divertíamos con aquellos muñecajos, increíble. La de horas que dedicaba a imaginar historias. Recuerdo que el regalo de Reyes que más me ilusionó fue el barco pirata de lo clicks, ¿por qué será?
¡¡¡eeyy yo!!!! Pues un poquillo trasto si que era/soy!!! Lo de autometerme lentejas no es lo mio, pero si que se las podria haber metido a mis hermanos chicos:P!!! Que suerte la de tu hermana, no a todo el mundo le crece una lenteja orejera! Un saludo!!!
ResponderEliminarLos clicks! Super miticos:)!!!!
ResponderEliminarEspero que no te sintieras muy identificado con ese pirata por regla general les visito los blogs y no les meto en VHS!
Y sin exagerar!!
ResponderEliminarPedrin!! ya era hora que volvieras crack!!!!!!!
ResponderEliminardiooos que buenos los clickss!!!! yo tengo 2 castillos y su catapultita de kilooo! anda que no me llevao horas jugandoo con ellos!
ResponderEliminaresta historia mooooooola!:P
kiyo mentiraaa jajajajaja
ResponderEliminartu sabes q yo anuncie un libro d manolito el gafotas?? ya t enseñare la hoja d periodico q salgo en una pagina entera mortal!
jajaja
unn saludillo dsd jeresito de alita:)
Ricarri!!! A buenas horas del Domingo te pones a leer literatura barata jajajaja Pues si que molaban!!!! Entre indios y vaqueros, piratas e islas, me pasaba las tardes entretenidisimo!! No como ahora los niños con la wii!! Que van a volverse locos de tanta tele y tanto ordenador! Nosvemos en cinco minutos
ResponderEliminarJerezana!! jajaja no me creo eso del diario!! Scaneo y subelo ya!!!!!! Que personaja la manolita gafotis!! jajajaaja Un besito!!!!
ResponderEliminarjajaja las batallas del pequeño JL... de vez en cuando me meto y veo alguna nueva jaja, deberias plantearte una suscripcion al blog x un modico precio xq va teniendo pegada ehh !! xD un abrazo crack !
ResponderEliminarjajajaja Esto lo hago por el amor a entreteneros, sin fines economicos. Dios mio el tito-checo jajaja Ayer te vi algunas fotitos de tu aventura y me gustaron bastante. Un abrazo y te esperamos pronto!
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