26 mar 2009
La playa
(Para la lectura de este relato es necesario que hagas uso de memoria y recuerdes si has visto la pelicula "Tiburón", porque si no las visto, te puedo reventar el final)
Teniendo en cuenta mi trauma infantil originado por la comprensa puertorrealeña en la piscina de mi barrio, no me quedaba otra que ir a la playa para poder refrescarme en los días de verano, 40 grados a la sombra marcaba el termómetro; más calor que recogiendo fresas en Almería.
Pero claro, la cosa de los traumas debía seguir presente, y no se le ocurrió otra cosa a televisión española que echar una mañana de verano, cuando no había nadie en mi casa, la peli de Tiburón.
Catástrofe.
Jaws, se llamaba la peliculita en su versión americana, de un novato Spielberg. Pues, es en éste relato en el que os voy a hacer un breve resumen de la película, de cómo mi mente en esos momentos, trasformo el guión original y construyó una autentica odisea con tintes gaditanos, es decir, os voy a relatarla historia de la película, si fuera rodada en Cádiz. Esta Película, marcaría mis posteriores salidas playeras.
El film narra la historia de un policía “mu” sieso que investiga un asesinato de una joven erasmus a manos de un tiburón. La joven estaba de fiesta en la playa de la Caleta con unos colegas noruegos, cuando le da un calenton vaginal y decide irse a darse un chapuzón con su colega Mike. Aquí, es cuando suena por primera vez la musiquita de la película, y el mamon del escualo se zampa a la guiri.
El PSOE en voz de Román, culpa a “LaTeo” y la hace responsable de lo acontencido en las costas gaditanas; la cual, para no descuidar a turistas decide que cerrar la caleta a los visitantes no sería lo más apropiado por lo que pone a vigilar en dicha playa al poli sieso, el cual tiene una gran fobia al mar porque de pequeño se cayó en el puerto y fue atacado por un montón de lisas mojoneras dejándolo traumatizado para el resto de los días que le quedasen por vivir.
Total, que “Las maris” de la Viña continuaban yendo a la caleta, a echarse unos cartones de bingo, y a una de ellas, “La Pepa de Cai”, se le muere el nieto por el mismo tiburón de 8 metros de largo, y decide poner como recompensa a quien encontrase al tiburón y le diera muerte, toda la pensión y herencia de su marido estaban en juego, que como todo Cádiz sabía estaba forrado, pues era el magnate de la venta de serpentina y papelillos en los carnavales de Cádiz.
Esto provoca que todos los pescadores de la provincia se lancen en busca y captura del bicharraco, y aquí, es cuando entra en escena el experto en tiburones, un enterao de la vida. A todo esto, los pescadores gaditanos empiezan a echar carnaza al agua, y pescan un tiburón tigre, le dan una paliza, y lo cuelgan de un palo echándole toda la culpa de la movida.
Pero el enterao, experto en tiburones duda de que ese sea realmente el malvado asesino que había matado a la erasmus y al nieto de la pepa, y decide adentrarse mar adentro para buscar nuevas pruebas. En dicha búsqueda, encuentra el bote de su colega “el cabesa”, medio hundido y con un diente de tiburón blanco (El cabrón del Jaws) incrustado en el barco, el cual pierde accidentalmente, quedándose sin pruebas.
La Teo reabre las playas gaditanas en vísperas del Trofeo Carranza, a pesar de una falsa alarma de dos jóvenes gaditanos que se pasearon con una aleta de madera comprada en el millonario. El hijo del poli sieso se vuelve loco con tanta alerta y le meten en el hospital. Entonces, el poli decide contratar al enterao, experto sobre tiburones con el presupuesto que la Teo tenia para la construcción del segundo puente.
Total, que en un barquito enano, minúsculo, se hacen a la mar, a por el tiburón de de ocho metros de largo y tres toneladas de peso, que de un solo bocado se comía el barco entero, con tripulación incluida.
La estrategia era ponerle barriles en la espalda del pescaito y así el animal no se podía hundir, mientras los tres que abordo se encontraban (El enterao, el poli, y un xenófobo de los tiburones al cual habían contratado también), se dedicaban a pegarles perdigonazos.
Alguien tiene la genial idea de meter al enterao en una jaula y de sumergirlo. La jaula, que tenía los mismo barrotes que la jaula dónde mi periquito habita; no aguanta el enviste del tiburón y se rompe. El enterao se esconde por ahí.
Entonces llegaba el momento cumbre de la película, y es cuando el tiburón se tiraba en todo lo alto del barco mierdoso, y se zampaba al xenófobo. El poli sieso desde lo alto del mástil, le lanzaba un disparo a un tanque de oxigeno que el mamón del Jaws se había zampado (Este se comía todo lo que encontraba a su paso, como para invitarlo a comer a un restaurante del Pablo grosso), en ese instante, nuestro entrañable amigo Jaws, salía volando y explotaba en un montón de cachitos.
El enterao sale de su escondite (Menuda maricona), mientras, el poli y él vuelven a la “Tacita de Plata” en unos barriles flotando.
Pues bien, esta película dejo a un montón de gente de mi generación traumatizada, desconcertada, turbada, haciendo de oro a todos los psicólogos-psiquiatras del mundo entero.
Desde entonces, cuando quiero refrescarme en verano, no me lo pienso dos veces, y me doy “cubasos” de agua fría en el jardín de mi casa…
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