
Sobre la venganza se ha dicho y escrito mucho, pero ten cuidado si realizas una ofensa al pequeño J.L. pues puede sufrir las consecuencias de su malvada y perturbada mente. En tiempos de adolescencia extrema, en un campamento, había una chica que era excesivamente pesada y que por culpa de esta forma de ser, no paraban de caerles marrones al grupo en forma de castigos. Es entonces, cuando un comité de sabios, se reunió y decidieron que era la hora de realizar un correctivo y prepararon una gran “Venganza”.
Todos los varones allí reunidos, colocaron en un vaso de metal un poco de su yo interior, y expulsaron una serie de fluidos corporales. El último en hacer la faena, tuvo la genial idea de dejar el vaso “escondido” en mitad del campo y fue entonces, cuando a la hora de recogerlo lo vimos lleno de hormigas y como todo el mundo sabe las hormigas siente atracción por este fluido corporal porque tienen laboratorios científicos de nivel alfa donde preparan una hormiga atómica para acabar con el mundo (Una explicación mas científica sería por el alto contenido de fructosa que tanto atrae a las hormigas, pero tenia ganas de soltar esa parida)
Mientras se desarrollaban los acontecimientos, había un grupo encargado de entretener a la fémina en cuestión y otros que cogerían su neceser. Fue entonces, cuando P.G. agarro el vaso de metal lleno de hormigas, y sin ningún tipo de escrúpulos lo vertió sobre el bote de champú extraído previamente del neceser, con hormigas incluidas, cerrando el tapón herméticamente.
El neceser con la bomba explosiva fue puesto en su sitio, el comité se lavo las manos, y mientras esperaban para el turno de la ducha, se fueron reuniendo en una mesa para ver los resultados de semejante venganza.
La leyenda cuenta, que mientras las mujeres se dirigían a las duchas, acompañadas de un monitor que era amigo nuestro (hablo en pasado, pues dudo que vuelva a dirigirme la palabra), se dice, que la persona que iba a sufrir en su cuero cabelludo el poder de la venganza, mientras se estaba duchando, observo unas cuantas hormigas en su bote y decidió usar otro, y de repente por arriba vio una mano amiga, que le pedía urgentemente un poco de champú para poder lavarse. En ese preciso momento, y sin dudarlo, cogió el bote infectado y se lo paso por arriba.
La panda de anormales esperábamos en las mesas cual seria el resultado de la broma, cuando salió de las duchas nuestro monitor, limpito y aseado, con su neceser en la mano derecha, con la toalla azul de baño en la mano izquierda y sobre esta toalla, el bote.
La cara de todos fue de asombro absoluto, no nos lo podíamos creer, y mientras se dirigía a nosotros con paso firme y elegante, destilando un aroma embriagador, soltó un, “Que suave y sedoso deja el pelo el champú de L.H.”.
La venganza es un placer que se sirve en un bote de champú pues el destino quiso, que en lugar de vengarnos de la mujer producto de todos nuestros problemas cayese sobre el que nos ponía los castigos todo el peso de la venganza.