10 ene 2009
Mi primera Actuación
En la época en que transcurre esta historia, era la etapa de la “Game boy” y de las “chapas” con la cara de Mágico González, que por cierto se trataba de su última temporada en el Cádiz (un Cádiz de primera división). Así, el primer premio en el concurso de chirigotas del gran Falla ese año sería para “Los príncipes encantados” (Gracias Igualmente):
Era Febrero del 91, y en plenos carnavales, se encontraba nuestro protagonista (sólo tres añitos), cuyo ídolo de masas por aquel entonces, era Jesulin de Ubrique, el mismo que en esa temporada colmó la plaza de toros de Aranjuez, exclusivamente de mujeres, las cuales le tiraban sujetadores y bragas al finalizar la corrida a modo de recompensa por su faena (por algo seria su ídolo). Siguiendo la huella que el torero había dejado en el pequeño J.L..., éste fue disfrazado por su madre con un pequeño traje de luces hecho a medida y confeccionado a mano para nuestro particular protagonista. Con un porte estéticamente vistoso, y un aire a “José Tomás” por su seriedad, el pequeño J.L. se dirigió a la ocupación de su madre que en ese momento trabajaba como médico en Afanas, donde hubo un pequeño teatro y varias representaciones.
Al finalizar la función, el protagonista se subió al teatro, y los 400 síndrome de Down comenzaron a aplaudir al ver al diminuto torerito. El pequeño J.L. al ver la cara de felicidad de los asistentes, se atrevió con unos naturales pases de pecho, entretanto algunos de los asistentes se pusieron en pie, y ante el entusiasmo de los espectadores se animó con unas verónicas, momento en el que el público empezó a aclamar y a gritar, “torero, torero”. Para finalizar, se tiró al suelo y remató con un porta gayola, un pase donde el capote vuela parsimonioso por encima mientras el artista esta en el suelo de rodillas; entonces todos los que allí se encontraban reunidos pedían la oreja sacando pañuelos o clínex. Afanas rugía como un volcán.
A partir de éste debut con picadores de J.L en el mundo de la interpretación, muchas actuaciones se han sucedido. Cabe mencionar, aquella en la que se vistió de pastorcillo, en el colegio. El personaje sólo tuvo que representar una frase, repito, solamente una frase, pero formó tal jolgorio entre los espectadores que hasta el profesor llamó a casa de sus padres para felicitarles por las dotes artísticas del personaje.
...Hasta que se aficionó a la moda de “trasvestirse”. Primero se disfrazó de “María Isabel”, después de “Azúcar Moreno” con su amigo M.C., actuación en la que llevaron a cabo una “elaborada” interpretación: One= se tocaban un pecho, Two= Se tocaban el segundo pecho, Three=el paquete y justo después resonaba el popular CARAMBA, que hacía agitar a todo el público presente. Y por último el pequeño J.L se caracterizó de “Spice Girl” (véase:)en el mismo escenario, el de su colegio y alrededor de 1000 personas, mientras éstas particulares girls no cesaban de lanzar papelillos acompañados de besitos sensuales a los curas allí presentes.
Desde niño, el pequeño J.L comprendió que, “la vida es una obra de teatro que no permite ensayos...Por eso, siempre canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de su vida... antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos”.
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